Katie siempre había soñado con tener un sofá de terciopelo azul en su sala de estar. Había pasado años buscando en tiendas de muebles y en línea, pero nunca había encontrado el sofá adecuado. Hasta que un día, mientras paseaba por la ciudad, encontró una pequeña tienda de muebles con el sofá de sus sueños en el escaparate.
Katie no lo pensó dos veces y compró el sofá en el acto. Lo llevó a su casa y lo colocó en su sala de estar. Pero a medida que pasaba más tiempo en el sofá, comenzó a experimentar una serie de eventos extraños y misteriosos.
Empezó a tener sueños extraños en los que el sofá parecía tener vida propia. La protagonista se sentía atraída hacia él, como si el sofá tuviera un poder sobrenatural sobre ella. Además, comenzó a notar que las personas que visitaban su hogar parecían hipnotizadas por el sofá, como si estuvieran bajo un hechizo.
Incluso su gato, que solía dormir en el sofá anterior, ahora evitaba el mueble a toda costa, como si estuviera asustado por algo que solo él podía ver.
Katie comenzó a investigar la historia del sofá y descubrió que había pertenecido a una familia adinerada que había sufrido una tragedia en su hogar. Se decía que el sofá estaba maldito y que había causado la muerte de varios miembros de la familia.
Katie comenzó a sentirse cada vez más aterrada por el sofá. Se preguntaba si había sido una mala idea comprarlo. ¿Era el sofá algo más que un simple mueble? ¿Tenía un poder sobrenatural que la estaba afectando a ella y a las personas que amaba?
Finalmente, Katie decidió que era hora de deshacerse del sofá. Lo vendió a una tienda de antigüedades y lo reemplazó con uno nuevo y más seguro. Aunque nunca supo con certeza si el sofá de sus sueños estaba maldito o no, aprendió una lección importante sobre la importancia de investigar la historia de los objetos antes de comprarlos.